Mi alegre penitenciaría
Corridas, penetraciones, violaciones, racial, música de Sinatra... ¿Dónde iba a ser yo más feliz que en mi alegre penitenciaría?
Ese día me tocaba hacer guardia en el comedor. Rondaba por entre las mesas y era verme y los presos volvían la mirada a sus bandejas: les tengo bien domesticados.
Me divertía la cara de asco que ponen muchos cuando comen. ¿Cómo coño hacen para cocinar esa mierda? Los guisantes parecen hervidos y cuando los rozas con la cuchara se deshacen. Son como pegotes verdes y no me extraña que les cueste comerse las bazofias de las bandejas. Los guardias preferimos encargar la comida a un chino o traernos...