Una obsesión sin límites (I)
Una mujer observa sin perder detalles como gozaba la ardiente Sofía con sus dos hermanos.
Al salir de misa de siete una torrencial lluvia me detuvo en el atrio de la iglesia, había oscurecido tanto que parecía una escena gótica de penumbra húmeda, la gente salía apresurada hacia sus coches y yo preferí detenerme un instante a que escampara. La lluvia arremetió cada vez más y decidí correr hacia mi camioneta estacionada dos cuadras abajo, entré empapada y tiritando.
La noche era muy pronunciada pero alcancé a ver a Sofía corriendo hacia su carro escoltada por sus dos hermanos. Era una...