Orizaba
El marido de mi amiga me hace su Diosa y me comparte con dos amigos suyos.
Orizaba
Las manos de Gustavo sujetadas a mi cintura marcaban el ritmo, mis brazos rodeaban su cuello y mi pecho caía sobre el suyo.
Sentado en una silla al centro de la gran habitación, mi cuerpo casi desnudo lo cabalgaba.
Sabíamos que Mauricio y David se masturbaban en el sillón al observar cómo los más de 20 centímetros de carne y venas de mi amante en turno se desvanecían lentamente en la humedad de mi vagina.
El subir y bajar sobre la empalmada delicia anunciaba que el orgasmo in...