En el Camping

Jugamos con unos vecinos de tienda de campaña y Valeria fue descontrolandose...

A mí nunca me han gustado los campings. Siempre he preferido los hoteles; así que cuando Valeria me dijo que nos íbamos a un camping en una playa de Cádiz no me hizo mucha gracia. Aunque la verdad es que nos divertimos....

El sitio era precioso, unas playas inmensas de arena blanca y fina y bordeadas de bosques de pinos. El camping tampoco estaba mal, aunque sigo prefiriendo los hoteles. El primer día lo pasamos realmente bien. Estuvimos tomando el sol y relajándonos, incluso hicimos una escapad...

Mi primer intercambio

Con mi mujer decidimos probar algo diferente.

Además de tener tiempo de sobra, nos encendíamos en exceso. Éramos como esos elementos que solos no hacen daño a nadie y juntos son letales. En nuestro caso, muy perversos.

Y una vez surgió la idea de hacer un intercambio.

Por qué no? Dijimos y nos lanzamos a la idea. Internet fue el lugar (no lugar) de encuentro. Publicamos, recibimos una respuesta, nos mandamos fotitos, nos calentamos por cam y finalmente nos encontramos.

Eran una pareja de un pueblo cercano al nuestro, ella rubia t...

Con cuatro en el auto

Le cuento a mi novio que como me dejo caliente, me cojieron cuatro flacos en mi auto.

Qué mal lo tuyo de anoche! Me dejaste muy caliente. Te cuento que como estaba muy caliente me fui muy preparadita. Tenia en el auto, ropita para mi. Cuando te fuiste, como me quedé con las ganas, porque vos no quisiste... me puse la ropita que habia llevado. Toda de rojo, medias hasta arriba de la rodilla, chorcito, remerita red, corpiño, todo rojo, puta, muy puta!

Pero solo queria ir a dar una vuelta en el auto, nada más.

Pero pasó que, como me agarro un ataque de tos, pare a comprarme un...

El libro de Ormuz

Me gusta leer mientras Gabriela me hace una mamada..., en esta ocasión les contaré tres historias árabes, que hallé en un antigüo libro . Las alfombras mágicas si existen, pero he descubierto que no vuelan...

EL LIBRO DE ORMUZ

Usted puede pensar lo que quiera, Don Marco, pero a mi Joyce no me fascina; considero que su forma de describir las cosas es excepcional, pero su manera de expresar las emociones en sus personajes es horrible, parecen marionetas -, así se explayaba Don Arsenio, propietario de la librería González y aficionado a comentarios y opiniones sobre literatura o cualquier otro tema.

De vez en cuando y sólo de vez en cuando, resultaba agradable visitarle; entre otras razones, por q...

La decadencia del imperio romano

Los patricios romanos han perdido la decencia y el patriotismo y prefieren sumirse en orgías: es la decadencia del imperio.

Ya no quedan hombres en Roma como mi tío Cornelio, es decir, hombres honestos y honrados, austeros, buenos patriotas y no diré castos pero sí moderados con los placeres. Fueron varones así los que hicieron de una aldea italiana la capital del mundo civilizado y es su escasez hoy la que puede llevarla a la caída, porque el pueblo y, aun más, la aristocracia han olvidado la moderación y la dignidad.

Éste es el discurso que defiende en público mi incansable tío desde su condición de senador. En pri...

Mis nuevas amigas

Un fin de fiesta con dos amigas.

Nada como el dinero.

Tengo la suerte de tener dinero, no es que me guste presumir de ello, pero lo tengo y eso me abre muchas puertas. Una casa grande, un par de buenos coches, fiestas privadas, zonas vip´s. Me encanta la noche, y me encantan las mujeres, la verdad es que tengo suerte, no necesito ligar demasiado para triunfar.

Hace poco asistí a una fiesta con unos amigos donde conocimos a un grupo de chicas muy majas con las que pasamos casi toda la noche, pero como siempre en todas las...

Mi tio Edgar

La sobrina de Edgar descubre un relato oculto de su tío, sobre uno de sus viajes a Africa, es el rito de iniciación sexual de las muchachas de una tribu olvidada. ¿Es posible que ocurran estas cosas?.

MI TIO EDGAR

Se que no se deben revelar los secretos del prójimo..., pero, resulta tan apasionante conocer los instintos, los secretos, y las experiencias sexuales de los otros, ¿verdad?.

Aquella tarde obscura de noviembre, como todos los miércoles y en esta ocasión, empapada por la llovizna incesante, acudí a visitar a mi tía. Al llamar al timbre de la puerta, me abrió ama Louise, una simpática viejecita negra azabache que mi tío se había traído hace más de 30 años de Namibia, en uno de s...

Una mansión para el sexo duro (01)

Una discusión con mi marido me impulsa a apearme del coche. Dos galantes caballeros me recogen en autostop. Un mundo de placeres hasta entonces desconocidos se abre ante mi.

Una discusión con mi marido me impulsa a apearme del coche. Dos galantes caballeros me recogen en autostop. Un mundo de placeres hasta entonces desconocidos se abre ante mi.


Estaba de muy mal humor esa mañana. Bueno, estaba de mal humor desde hacía ocho meses en que me enteré de que estaba embarazada. No resulta plato de buen gusto quedarse preñada a los 40 años cuando ya tienes dos hijos de 16 y 14 años. Todo por complacer al estúpido de mi marido. Estaba de descanso de las píld...

Sexo en el despacho

Una abogada y su secretaria acaban follando con una pareja de clientes.

SEXO EN EL DESPACHO

Laura había citado a su clienta del turno de oficio a las diez de la mañana, era un despacho en el centro de la ciudad muy soleado, una habitación para el despacho, otra para archivo, otra de sala de espera, otra para cocina, el baño y fuera una mesa grande para la secretaria que casualmente era su pareja.

La clienta era una chica que había sido citada como testigo de un robo pero tenía miedo a presentarse por si acaso revisaban sus papeles ya que no los tenía. Acud...

El gimnasio: calor compartido

Cuando intentaba perder kilos... gané otra cosa.

Después de las vacaciones y de las fiestas del barrio, me encontré con que tenía unos kilos de más, con lo que decidí apuntarme a un gimnasio que hay cerca de mi trabajo. A dicho gimnasio empecé asistiendo tres días a la semana: lunes, miércoles y viernes. Comencé a ir para hacer gimnasia en general; a la hora que yo acudía había poca gente: las típicas cincuentonas que tienen que hacer ejercicio para que no se le atrofien los músculos. Los primeros días, me ayudaba el gerente del gimnasio, un tío "ma...