Autosecuestro fallido V
Ya no son solamente mis secuestradores los que me humillan; han encontrado nuevas personas y formas de hacerme sufrir y parece que esto nunca va a acabar.
El muchacho me arrastró hasta la habitación y me empujó, para luego cerrar la puerta, quedándose él afuera y yo encerrada. Me extrañó mucho la situación, pues yo pensé que me iba a torturar.
No pasó mucho tiempo; la puerta volvió a abrirse y el chico taquero entró, llevando en una mano una lámpara de mano y en la otra un teléfono celular. Me quedé extrañada, no supe que hacer; retrocedí y pregunté:
¿Qué es eso?, ¿Qué me vas a hacer?
Él sonrió maliciosamente; dejó el celular; me alcanzó, me...