Erika y Samantha (Historia de una hermafrodita 4)
Después de esa noche inolvidable, siguen los planes del fin de semana tan especial. Después de un desayuno ligero, toca relajarse en un spa.
He dormido fenomenal, tu cama es enorme!
Sí, y aun así, la ocupabas casi toda, durmiendo a pierna suelta! - Se rió, dándome una cachetada en el culo. Verla desnuda, después de toda la noche sin aliviarme y con esa cachetada, hizo revivir a mi pene, que se erguía imponente con mis huevos colgando. A Sam no le pasó inadvertido. - Qué tenemos por aquí? Así me gusta, siempre lista para el combate! - Me encantaba su pícara sonrisa. Entonces, miró hacia el café negro recién hecho y quedó pensativa. Lueg...