Adriana II
Las noches son demasiado largas...
II
El sopor de las copas se disipó mientras caminábamos y tuve plena conciencia de lo que sucedía. Mordí mi labio inferior y giré mi rostro hacia una de ellas… - ¡No me lastimen, por favor! – Le pedí.
Su amiga contestó al escucharme…
- ¡Mira gordita!… – Me acaricio una teta – No vamos a hacerte nada que no quieras. ¡Si te quieres ir es tu pedo!, pero… ¿te quieres quedar a media calle y sola a esta hora? – Pregunto sonriendo
La amiga me tenía agarrada de la cintura. Soltándome me miro...