Mía
Relato lésbico
Todavía recuerdo la forma en que, incluso sin estar aquí, te colabas en mi mente. En la oscuridad de la noche quise ocuparme de la excitación que recorría mi cuerpo, pero en cuanto mis manos se perdieron en dirección sur me detuve. Me habías ordenado que no lo hiciera y, pese a que no te tenía delante para que supieras qué estaba haciendo, no podría mentirte. Me regalaste lo más valioso: tu confianza. Y lo último que podía hacer era traicionarla, desobedeciéndote, ocultándote la verdad.
Así que un día...