Perdi mi vergüenza en Buzios (2 y final)
Persegui una fantasia hasta otro pais. En ese pais perdi todos mis temores, vergüenzas y prejuicios y me converti en esclava sexual del objeto de mi fantasia
Esa noche inolvidable merece ser contada aparte.
Después de haber sido un instrumento para el placer Tarlis durante todo el lapso de mis vacaciones, me sentía esclava de él, gustosa de someterme a su dominación. Todos los deseos sexuales de Tarlis, todas las ideas que se le ocurrieron en nuestros encuentros fogosos y furtivos contaron con mi sumisa y obediente aprobación. Nunca había experimentado esa sensación, la de ser un objeto de placer de otra persona. Y la acepté gustosamente.
Todo mi cue...