Con las bragas por el suelo
Segunda parte de mi historia con Alba. Un conjunto de lencería despierta en nosotros un morbo irrefrenable. La lujuria y el deseo nos controlan o mejor dicho nos descontrolan.
Alba observo con deseo como saboreaba el dedo, que momentos antes recorrió la humedad de sus bragas, y con su mirada parecía pedirme que le dejase probar sus propios jugos. Pero el ascensor estaba a punto de llegar a la planta baja. Así que se colocó la falda, se arregló el pelo y poniéndose sus gafas de sol, me dijo
- Vamos, que tenemos muchas cosas que hacer.
Había dejado mi coche en un parking cercano, durante el trayecto al nuestra conversación se limitó a mis indicaciones hacía donde dirigi...