Kenia: la chica de intercambio (2)
Sentir palpitar su vagina con los temblores de su orgasmo y esa pasión de quien quiere más, su sudor cálido que le infringía mayor sensualidad al momento y el rubor que enrojecía todo su cuerpo.
Después de lo sucedió me quedé satisfecho y consternado. Quien no podía estar satisfecho con ese cuerpo frágil y firme de ángel, con la piel suave y lozana de la juventud fresca. Dios. Sentir palpitar su vagina con los temblores de su orgasmo y esa pasión de quien quiere más, su sudor cálido que le infringía mayor sensualidad al momento y el rubor que enrojecía todo su cuerpo.
Quise hablar con mi padre pero el me evitó y se retiró al trabajo apenas se cambió y ahí estaba yo sin respuestas a mis...