Mímame, Irina
La paternidad resulta mucho más agotadora de lo que Oli había supuesto, lo que le causa problemas en el trabajo, pero Irina va a darle mimos y a dejarle probar la dulzura de sus pechos.
-Señor Oliver . Señor Oliver... ¡señor Oliver!
-¡Ah, llaves del coche, canastilla, voy, voy! Arnela, mi ayudante pegó un brinco del susto, y todos los estudiantes se volvieron a mirarme, muy extrañados. Algunos se rieron, y yo deseé que me tragase la tierra. Y no tanto por haber pegado una voz en medio de la biblioteca, sino por haberme quedado frito en mi trabajo. Me llamo Oliver, soy bibliotecario, y llevo tres semanas draconianas sin apenas dormir desde que llegaron los bebés.
Así son...