Noche de caza
Estaba caliente, muy caliente. Mis pechos amenazaban con romper la camisa y mis bragas nadaban en un mar de humedades. Ni la ducha de agua fría me quitó la calentura. Necesitaba una polla, así, sin más, la necesitaba urgente.
Estaba caliente, muy caliente. Mis pechos amenazaban con romper la camisa y mis bragas nadaban en un mar de humedades. Ni la ducha de agua fría me quitó la calentura. Necesitaba una polla, así, sin más, la necesitaba urgente.
Las pilas del vibrador se habían acabado y ya no consolaba tanto como al principio de tenerlo. Necesitaba urgentemente sentir una carne dura y gruesa abrirme en dos.
Mi novio se había largado hacía más de un mes con mi mejor amiga, que les vaya bonito, y después de unas sem...