Nerea (2)
Su lenguita, buscando en el aire un moscardón, traicionaba su pose de mujer fatal.
Nerea me contó que tras de sí había dejado a un jovencito intelectualoide y muy enamorado de su figura. Era un buen chico, sabía de casi todo, buen conversador, paciente y hasta con sentido del humor, pero demasiado gordito para su gusto y pesado, muy pesado. No desaprovechaba ocasión de proponerle matrimonio y cuando ella se burlaba diciéndo que lo hacía por su dinero, él prometía firmar un documento renunciando a la herencia de Nerea y no casarse nunca. Lo único que le importaba era que vivieran jun...