El escritor y la muerte (6)
Mario y Horacio eran dos duendes. En el universo de los duendes, eran los encargados de las conjunciones. Entre ambos se ocupaban de armar las ocasiones que se dan en la vida de un ser humano de estar a la hora justa, con el ánimo adecuado, en el lugar exacto. Deambulaban en esas raras franjas del día en que todo es difuso. Cuando la noche comienza a dar paso a la luna, o bien cuando la madrugada lucha con las luces del alba y todo se hace más confuso, fantástico e irracional. Estaban presentes en cada momento mágico que se gestaba y eso los hacía bellos, de belleza interior y plenos de felicidad, porque adoraban su función.
Entre Abril y Julio
Mario y Horacio eran dos duendes.
En el universo de los duendes, eran los encargados de las conjunciones. Entre ambos se ocupaban de armar las ocasiones que se dan en la vida de un ser humano de estar a la hora justa, con el ánimo adecuado, en el lugar exacto. Deambulaban en esas raras franjas del día en que todo es difuso. Cuando la noche comienza a dar paso a la luna, o bien cuando la madrugada lucha con las luces del alba y todo se hace más confuso, fantástico e irrac...