Un cambio en mi vida

...Tras regalarme una sonrisa y una mirada de esas que te descomponen por completo, él se subió al auto. ¡Apenas podía yo controlar mis piernas que temblaban sin control!!,...

La historia de mi vida no había tenido nada de espectacular y sí mucho de deprimente: casada con mi primer amor, pasé muy rápido del completo enamoramiento a la total desilusión conyugal: puedo afirmar sin equivocarme que nunca tuve un orgasmo con mi marido, en los 12 años de un matrimonio que se desmoronó desde el primer día. Pasado ese tiempo –y afortunadamente no tuvimos hijos-, descubrí que mi marido me engañaba con toda mujer que se le ponía enfrente desde el principio, así que tras algunas amarg...

Laila, mi obsesión (5-2)

Nosotros, la flauta y el jardín. (Parte 2ª)

Tu música seguía sonando, daba la impresión de que te habías sumergido en una especie de trance melódico, sin embargo, las reacciones de tu cuerpo mientras yo lo invadía te traicionaban. Tu piel estaba despierta, despierta y sensibilizada.

Deslicé las manos por debajo de tus axilas, para acceder a aquellos frutos dorados pero inmaduros que eran tus pechos. Solo un simple roce de mis palmas sobre tus pezones. Una nota de tu canción se alargó más de lo esperado, era tu respiración quebrantan...

Laila, mi obsesión (5)

Nosotros, la flauta y el jardín.(Parte 1ª)

Laila, mujer de mis noches (V)

El martes volví a la rutina, y paradójicamente con ella volvió la emocionante incertidumbre de verte o no verte cada tarde en el autobús 17.

Habías dicho que me llamarías, no necesitaba tomar aquel autobús, pero si no me llamabas aquel mismo día volvería a montarme. Sólo quería volver a verte.

Las horas pasaban con una parsimonia terrible: las doce, las dos, las cinco… y tú no me llamabas. Tampoco me llamaste a la hora de cenar, ni a media noche. Dorm...

Áfrika (4)

Zoraida intenta por todos los medios entrar en la relación amorosa de Javi y Áfrika, consiguiéndolo con un incierto desenlace.

 Despierta Javi, despierta...

¿Qué? ¿Cómo? ¿Dónde estoy? Zoraida, Zoraida... No te alejes. ¡NO! Zoraida...

No, todo había sido un sueño, solo un sueño, y Áfrika era la que me llamaba y me besaba en el cuello, susurrándome dulzuras al oído.

 Despierta mi vida. Son más de las doce.

Me di la vuelta gruñendo molesto. Necesitaba dormir más y la hora que fuera me importaba un rábano.

 Voy a ducharme. Cuando vuelva espero verte despierto.

 Uhmmm... -gruñí otra...

La apuesta (Relatos de un camarero, 1)

Trabajando de camarero en un pub, aposte con una clienta borracha que si perdia una apuesta se subiria al tapete del billar y me haria un strip-tease completo...y lo hizo, eso y mas...una historia real.

LA APUESTA (Memorias de un camarero, episodio 1)

Trabajo de camarero en un conocido Púb. de Alicante, soy el que siempre cierra el ultimo y entra el primero, ósea, el pringao…pero eso no es obstáculo para que de vez en cuando me lleve una alegría al cuerpo. Esto es un hervidero de tías en verano, algunas vienen a pasarlo bien, otras a follar, exclusivamente, a contar cuando vuelven a cuantos se han ventilado en las vacaciones, y es que, seamos sensatos, las que mandan son ellas en cuestión de se...

Áfrika (3)

Tras la espectacular sesión matutina de sexo con Áfrika, la llegada de Zoraida trastoca ligeramente los planes pero al llegar la noche...

A lo largo de aquella mañana Zoraida volvió a llamar por teléfono un par de veces para preguntar dónde se encontraba exactamente mi casa. Al parecer había estado con no sé quién de vacaciones por toda la cosa andaluza durante más de un mes, y ahora estaba sola y por la zona. Justo antes de la hora de comer apareció por la puerta y ambas mujeres se fundieron en un fuerte abrazo que duró muchos segundos. Observé desde mi privilegiada posición cómo Zoraida movía sus manos y sus brazos en la espalda de Áf...

La maldicion del Hechicero Oscuro (1)

En un reino muy lejano, una maldicion pesa sobre un castillo, el Rey de la brujeria negra embruja con sus hechizos de lengua melosa a toda la familia real. Domina la voluntad de todos en las alcobas, en los pasillos, en las mazmorras , nadie puede resistirse a su gran arma.

Erase una vez un reino mas allá de montañas azules, los lagos eran profundos y oscuros , los árboles se retorcían en extrañas posiciones que asustaban a los viajantes que paraban por allí.

La Hierba no crecía verde como en el resto de reinos de los alrededores, los pocos animales que sobrevivían se habían adaptado a la oscura atmósfera y eran incluso mas feroces que las mas temibles pesadillas.

No había sol, solo una negrura cubriendo cada palmo , la angustia , el silencio que precede a la...

Laila, mi obsesión (4)

Ella solita. Aishite masu.

Laila, mujer de mis noches (IV)

Mi cama era un desierto violeta cuyos límites se difuminaban con la iluminación del atardecer. Un desierto sobre el que aún permanecía la huella de tu cuerpo de ninfa. Ni siquiera había abierto un resquicio de la ventana con la esperanza de intoxicar mi cerebro con los restos de tu esencia en aquel ambiente viciado de sexo y sudor. Permanecía ahí, tendido, con la mirada fija en la puerta que habías cerrado tras uno de tus intensos besos, con tus zapatitos de...

Áfrika (2)

Al día siguiente continúa la historia, en donde Javi ve recompensada su larga espera.

Me despertó temprano mi vejiga pidiendo con urgencia ser evacuada cuando el reloj no marcaba todavía las 08:30. Frente al excusado, y pese a las intensas ganas, necesité concentrarme y tomarme mi tiempo para comenzar a orinar debido a la tremenda erección con la que había amanecido. Cuando hube terminado, esta al menos ya no era tan dolorosa, se había suavizado algo, y no pude evitar preguntarme si había permanecido en ese estado durante toda la noche...

Hacía menos de cinco horas que había vivi...

Laila, mi obsesión (3)

Qué rápido aprendes.

Laila, mujer de mis noches: III

Tus enormes y alargados párpados entornados, los labios latentes, entreabiertos, el pelo pegado al rostro, brillante de sudor: el paradigma del sexo escrito en tu cara de niña. De rodillas observaba aquello con fascinación mientras tu pecho subía y bajaba, extenuada como te había dejado.

Me desnudé ante tu atenta mirada. Te recuperabas poco a poco de un placer que no habías conocido antes. Me tendí a tu lado, y sin una palabra, apoyaste tu cabeza, tu pelo de...