Dulce introducción al caos (Cap. 2)
El descubrimiento de un complemento que introduciría el punto de cambio entre ambos
“Sigue, sigue, sigue”, eran las únicas palabras que Gabriel lograba pronunciar entre gemidos. “¿Sí perrita? ¿Tanto te gusta que te folle?”. Ángela se dejaba llevar, y movía sus caderas a un ritmo cada vez más acelerado, golpeando con fuerza los glúteos de su novio, sintiendo que, de alguna extraña forma, se le sobrevenía un orgasmo.
Hacía un par de meses desde la nueva experiencia que habían vivido Ángela y Gabriel. Nada había cambiado, simplemente no había vuelto a surgir. Hablaban todas las tardes p...