Carta a J. (Carta 08)

Tu perversidad de anoche, aunque calculada, fué exquisita y tremendamente cautivadora...

Tu perversidad de anoche, aunque calculada, fué exquisita y tremendamente cautivadora....Tras semanas de silencio, sin recibir ninguna noticia tuya, semanas en las que por un lado has tenido mucho trabajo y por otro te has ido retirando de mí, alejándote para ver si esto se enfriaba y dejábamos de pensarnos, anoche te atreviste a marcar mi teléfono...

Me llamaste con la certeza de que ibas a encontrarte con el teléfono desconectado, teniendo así la oportunidad de dejar un mensaje en el que hubie...

Por tu verga de ángel

Una noche de violencia y placer con un nombre alado.

Estaba dormida, ya no se oía nada alrededor. Una cama ENORME para mí; demasiado espacio yo diría. De pronto, luz; no quise abrir los ojos, prefería que fueras tú el que empezara.

Esa noche, como tantas otras, me había dormido húmeda, empapada imaginándote; con sólo una almohada entre mis piernas, tratando de sustituir tu hermoso pene.

Te acercaste, sabía que esa luz no era otra cosa: tenías que ser tú. Por fin abrí los ojos, suerte que dormí en la mitad de la cama, así pudiste acomodarte d...

Claudia, la azafata (2)

Regreso a Barcelona y nuevo encuentro con Claudia pero esta vez con mi esposa y de como descubrimos nuestras más secretas fantansías.

Claudia, la azafata (2)

Durante tres meses no paré de pensar en Claudia y en la noche que pasamos en Barcelona. Claudia, en cierta manera, me hizo ver nuevos aspectos de mi vida sexual que estaban escondidos. Mi mujer no se enteró de nada pero en mi cabeza no paró de rondar la idea de llamar a Claudia y reunirme con ella en algún sitio, al final no me atreví e intenté olvidarla, algo que fue literalmente imposible.

Poco tiempo después y por asuntos laborales me mandaron cuatro días a Barce...

Dulce y salvaje

Pero el ya no estaba, allí estaba yo, sola y consternada por no saber quien me había hecho suya de una forma tan especial, tan única y tan tiernamente salvaje.

Era de noche, la lluvia azotaba la ventana, eso me despertó y me acerqué a la ventana: la imagen era preciosa se podía ver la luz de la luna a través de las gotas de agua, y a su vez estas cayendo sobre la hierba verde y densa.

Me entraron ganas de oler el perfume de la lluvia sobre la hierba asi que me puse el camison blanco y salí, me gusta sentir el frescor de las gotas de agua resbalar por mi piel,y el de la hierba bajo mis pies. Salí afuera, me senté ,me solté el pelo y esperé a estar empap...

Susana

Siguió bailando y dio una vuelta, lo cual me puso a 1000 al ver esas preciosas nalguitas, que estaban diciendo mi nombre.

Susana

Hace tiempo puse una historia de una niña de 15 años que tuvimos relaciones en la playa. Bueno eso paso hace ya tiempo y yo la habia perdido de vista. Estaba hecha una mujer estupenda. Ahora con 19 años lucia espectacular. Me la encontre en la calle y nos saludamos. Debo aclarar que desde que la oli, me éxito. Pues platicamos y cuando terminamos nos pusimos de acuerdo para salir en otra ocasión, pero me dijo que no estaria mucho en la ciudad. Y nos propusimos salir en la noche.

La f...

Humos

Recuerdo rojo y surrealista inducido por las líneas de la mujer.

Me acosté bajo el efecto de la marihuana una noche después de leer bastante.

Había estado repasando la sensualidad del baile y la belleza del culo femenino y todo lo que de él se desprende.

Apenas estaba quedándome dormido y veía colores de tonos rojizos aún con los ojos abiertos; de repente estaba metido de lleno en una habitación totalmente roja.

No había nada en ella

Súbitamente, las paredes de la habitación empezaron a emanar una música encantadora: sonaban chelos y bandoneo...

La cinta de Moebius

Es mi lengua quien recorre ese cuerpo o es el cuerpo quien recorre mi lengua?

Ayer en mi mente estaba mi boca muy cerca de un oído femenino

yo estaba estático

sólo se sentía mi respiración

yo la sentía y ella la sentía

era una respiración lenta pero denotaba cierta tensión

yo tenía los ojos cerrados para concentrar mis sentidos en el tacto y el oído

lentamente, en movimientos cortos y exactos, muy cortos, entiéndase como milimétricos, moví mis labios para captar la textura de la oreja

sentí que era una oreja recubierta por suaves vellos

...

La sensación de su piercing

La sensación de su piercing.

Ella era verdaderamente preciosa, y más que ella físicamente, era su actitud la que me parecía preciosa, tenía ese aire desenfadado y sincero que solo la juventud te da.

Sabía cómo provocar y excitarme, su aspecto era el de alguien frágil, pero su mirada iba cargada de toda lujuria y deseo, de unas ganas desmedidas de provocar, de sentirse observada por unos ojos cegados de deseo, de unas manos de aplacar su deseo sobre ella.

Medía 1,66 m de un cuerpo delgado, pero enormemente bello, adorn...

Carta a J. (Carta 07)

Aún después de haberme prometido a mí misma una y mil veces que no volvería a hacerlo, que intentaría por todos los medios no volver a pensarte o a desearte, ayer, en la playa, me volví a dejar llevar por mis propios pensamientos...

Aún después de haberme prometido a mí misma una y mil veces que no volvería a hacerlo, que intentaría por todos los medios no volver a pensarte o a desearte, ayer, en la playa, me volví a dejar llevar por mis propios pensamientos, por mi poca fuerza de voluntad para olvidarte y no dejé de pensarte y de imaginarte todo el día junto a mí.

Llegaste sigiloso, entre nubes mañaneras, ocultándote entre ellas, sólo dejando escapar algunos abrazos en forma de rayos de sol, directos, muy directos a mi pie...

Carta a J. (Carta 06)

Madre mía, no sabes como te extraño, a tí y a todo lo nuestro. Extraño tus provocaciones. Esa manera tuya de hablarme, buscando siempre avasallarme, ponerme en apuros con las contestaciones a tus preguntas.

Madre mía, no sabes como te extraño, a tí y a todo lo nuestro. Extraño tus provocaciones. Esa manera tuya de hablarme, buscando siempre avasallarme, ponerme en apuros con las contestaciones a tus preguntas. Aprovechando que tú si podías hablar y sabiendo que yo no podía hacerlo, que no estaba sola en mi despacho, aún así, insistiendo en que te dijera el color de mi ropa interior, te dijera si el oírte me había excitado, si se habían empezado a mojar mis bragas...

Extraño tu voz. Esa voz tan sen...