El tren de cercanías
Todo comienza en un tren de cercanías abarrotado. Una fantasía de muchisimos hombres, entre los que me incluyo.
El tren de cercanías estaba, como cada día, rebosante de trabajadores que se dirigían a la capital, y sobre todo de estudiantes que viajaban a la Universidad. Él, agobiado, se recostaba sobre la pared del vagón, al final del mismo. Aguantaba estoicamente aquella muchedumbre durante cerca de 40 minutos, tiempo que el tren tardaba en llegar a la estación donde casi todos los pasajeros se apeaban para coger el metro, y aguantar otra sesión de apretones, empujones y sofocos hasta llegar a su destino, y re...