A duras penas
De como, cuando y donde. El deseo es implacable.
¿Dónde vas? Toda la noche mirándome y te marchas sin decir nada.
A duras penas me dejo decir palabra y ya me estaba besando.
Recordaba sus medias negras como primer desafío, su pelo largo moreno ondulado y su forma sensual de bailar, extraordinariamente sensual. Yo no, todos la admirábamos.
Las llaves del coche cayeron al suelo silenciosas y mientras su lengua ya alcanzaba la mía, me empujo sin fuerza pero convencida hacia la parte en sombra del portal.
Cogió mi mano y la metió...