Elena (4)

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Elena (4)

Seguimos durante unos instantes tendidos sobre la cama, Elena continuaba con el pañuelo sobre sus ojos y los brazos unidos al cabecero. Lentamente desate los nudos que aprisionaban sus muñecas, sus extremidades volvían a ser libres; la inste a que se sentara sobre el colchón y me situé detrás de ella, bese su nuca, acaricie su vientre y solté el velo que cubría sus ojos. Ella volvió su cabeza hacia mí, me miraba tímidamente, intentaba decirme algo pero no se atrevía, parecía como si tu...

La Ceremonia de LA ESCLAVITUD vista por el Amo

La ceremonia en la que se confirma que Mi esclava Me pertenecerá para siempre. Si buscas escenas de sexo y morbo... no las hallarás.

La Ceremonia de LA ESCLAVITUD vista por el Amo

Me encuentro en el salón de un piso de dos habitaciones (con sus cuartos de baño) y cocina. Voy vestido enteramente de negro y, esta vez sí, llevo todos los aditamentos que no siempre suelo portar; es decir, visto como lo haría un militar en una ocasión de gala, con todos sus galones y complementos.

Llevo puesta una de Mis camisas negras (la más espectacular de ellas) con la corbata de lazo de raso negro, el chaleco negro, Mi pantalón de cuero...

Por el cambio

NUNCA cumplas las fantasías de otros...

Ella, una chica de 21 años. El, su novio de 24. Su edad no variaba mucho, sin embargo, no les importaba, compartían un montón de intereses juntos. Estudiaban la misma carrera, tenían una familia similar y hasta parecía que ya habían decidido sus futuros juntos. Con respecto a su vida sexual, también, le dedicaban tiempo, como si fuera la clave para que la relación no muera.

En marzo del 2010 cumplieron 2 años juntos, celebraron en el día y disfrutaron de noche. Su amor seguía igual que el día en...

Conmigo 4, historia de cornudo infidelidad y trios

Continuación de conmigo 3 historia de cornudo infidelidad y trios. Todo empieza a enloquecer. Mi novia Eva entra completamente en el juego, y yo descubro que no voy a tener el papel que creía en esta historia.

Cuarta parte.

Conmigo 4.

Conmigo 4, historia de cornudo infidelidad y trios

El domingo por la mañana, me despertó mi novia Eva, comiéndome la polla, aprovechando la erección matutina. Al parecer ya se le había pasado la decepción por sus nuevos cuernos, y había decidido llevarlos con naturalidad. Y es que la verdad, es que el tema de la fidelidad tampoco es para tanto.

Mientras me la comía, sacándola por la bragueta de mis boxers, no me miraba ni me decía nada. Era como si solo l...

Elena (3)

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Elena (3)

El despertador sonó a las siete y media como todas las mañanas, me levante y me deslice sobre el parquet, me gusta sentir la sensación de los pies desnudos en contacto con la madera, los apoyo firmemente y el frescor los invade, la sensación del nuevo día ya esta aquí. Visita obligada al lavabo, ducha y afeitado, la mañana me espera impaciente. Han pasado cuatro días desde que conocí a Elena, ha tenido tiempo de ordenar su cabeza, saborear las sensaciones que le produjo nuestro encuent...

Elena (2)

Elena me siguió y enseguida entendió donde estábamos, su cara era un poema, teníamos frente a nosotros la sección de lencería...

Elena (2)

Elena me siguió y enseguida entendió donde estábamos, su cara era un poema, teníamos frente a nosotros la sección de lencería...

El maniquí lucia un modelo muy excitante, un conjunto de tanga y sujetador en negro con unos encajes en plata, la verdad, era muy morboso pero yo tenía en mente otra cosa para ella.

Empecé a dar una vuelta en busca de mi fantasía, Elena me seguía como un perrito faldero y no dejaba de mirar al suelo sin ocultar su nerviosismo. Pare en seco, gire s...

Vaya manera de perder a la esposa (1)

Por un exceso de afrodisíacos químicos y un capricho estúpido, mi esposa se encauzó a un destino delirante e insensato.

Había terminado la orgía. Yo descargué mi última munición en el recto de mi cuñada Karina mientras mi cuñado y el amante de mi esposa se corrieron dentro de los dos agujeros de ella que habían ocupado simultáneamente.

Los machos estábamos satisfechos, pero mi esposa, Raquel, no. Estaba salida como una mona. Se lo había advertido. Eran demasiados los óvulos afrodisíacos que se había metido en su ya de por sí tórrido coño. Además se había hecho succionar los labios con la bomba de vacío por...

Vaya manera de perder a la esposa (2)

Mientras mi esposa regresa de su estancia a prueba como esclava, me busco la forma de satisfacer mis necesidades en tanto que el amante de ella abusa de la esclava que me correspondía en permuta

  • Hay que comprar condones en la máquina ¿pensabas joder a polla limpia?

  • Ostias es verdad. Va a ser una pasta ¿Cuántos negros había Karina?

  • Como una veintena.

  • Pues a dos polvos, coño y culo, cada uno, salen unos cuarenta condones. Habrá que comprar alguno más por si dan para un tercero.

  • Te aseguro que sí dan. Confirmó Karina.

  • Pues son sesenta. Bueno, voy a buscarlos. - dijo Carlos.

  • No, que vaya Raquel. - Propuso Guillermo

  • No jodas tío ¿Quieres que no...

Vaya manera de perder a la esposa (3)

Mi esposa regresa inflexiblemente decidida a hacer perpetua su condición de esclava sexual de otro hombre para ser prostituída. No me concede ninguna posibilidad de disuasión

Dos días más tarde, al salir del trabajo me pasé por casa de Guillermo con la esperanza de que me dejase catar las negras carnes de su fraudulenta adquisición. Digo fraudulenta porque el pago lo había hecho con el cuerpo de mi esposa y por tanto quien sufría era yo con más cuernos en mi historial. Pero resultó que la negra estaba prestando servicios a un cliente proporcionado por el amante de mi esposa.

  • Después de éste viene un amigo al que le debo pasta y me la condonará con la negra. S...

El señor Fairbanks y Belisaria

Me llamno Belisaria y soy una asistenta dominicana que trabaja en casa de Don Felipe Fairbanks, un pervertido cincuentón en silla de ruedas.

Como cada día subí a casa del señor Fairbanks. Ese día no estaba de humor y supongo que el vecino que me encontré en el ascensor lo notó. Sobre todo cuando al comentar que el día iba a ser tan tórrido como el anterior, yo contesté:

-Pues claro, es lo suyo, estamos en verano y esto es el centro de la ciudad -. Quise añadir "no te jode", pero yo no decía esas cosas. O al menos antes no las decía.

Dejé al vecino en el octavo. Ni siquiera se despidió. Lógico. Yo sí, era una chica formal.

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