El encuentro
El primer encuentro
A las ocho de la mañana estoy sentada en la cocina, tomando café como cada día. A mí alrededor aparece y desaparece gente, y nadie adivina que debajo de mi bata cotidiana llevo mi lencería preferida, acompañada de unas medias y un liguero. Aparento estar tranquila, contengo la respiración y los suspiros para conseguir quedarme quieta.
Cuando son casi las nueve al fin me quedo sola. Ya no es necesario pasear pasillo arriba y abajo, fingiendo esa mezcla de sueño y aburrimiento. Tan rápido como soy c...