Otro día con mi electro-masajeador de clítoris (3)

Mi aparatito me está volviendo loca, y también a mi compañera Lidia, que se lo ha comprado. Y especialmente al pobre Miguel...

Otro día con mi electro-masajeador de clítoris. (3)

Por Bajos Instintos 4. bajosinstintos4@hotmail.com

Dos días con el masajeador me habían valido entregarme a tórridas situaciones con mi jefe, con mi compañero Miguel, y con mi –hasta entonces solamente- amiga Lidia.

La publicidad del aparatito prometía terminar con la frigidez de las mujeres, devolviéndolas gradualmente a su condición normal, de modo de no necesitar más la estimulación electr...

Otro día con mi electro-masajeador de clítoris (2)

Ayer pasé todo el día en la oficina utilizando el maravilloso aparatito. Empiezo de descubrir mi aspecto de ninfómana.

Otro día con mi electro-masajeador de clítoris. (2)

Por Bajos Instintos 4. bajosinstintos4@hotmail.com

El primer día con el electro-estimulador de clítoris, casi me resultó catastrófico. El objetivo confeso del aparatito es mejorar la circulación en la zona. Aunque yo lo había adquirido con propósitos un poco menos confesables. Lo que más me sedujo fue la idea de estar recibiendo durante toda la jornada un delicioso masaje íntimo. Cada masaje tiene...

El dulce sabor de la venganza

Nunca dejes a tu novia plantada el día de su cumpleaños, la venganza puede ser dulce y deliciosa...para ella, claro.

Cumplía los 27 años y Gustavo, el hombre casado con el que estoy saliendo, me convenció para que pasásemos una velada romántica, a solas.

No existe ninguna otra cosa en el mundo que me guste mas que la forma en que él me hace el amor, así que, sin pensarlo dos veces, cancele la cena con mis Padres, la reunión que mis amigas habían preparado y salí de compras.

No me costó nada elegir lo que estrenaría esa noche, ¡nuestra noche!.

Un vestido rojo de lycra, con falda mini, bien entallado...

Estoy agradecida

Algo de mi vida.

Desde muy pequeña disfrutaba la compañía de mi padre, que me acariciara, que me besara. Era algo muy especial pero normal, al fin y al cabo, todos los niños lo hacen, más aún como en mi caso que soy hija única. Siempre mirábamos fotos y la que más me gustaba era una donde estábamos en el campo, los dos dormidos, yo en su pecho. Recuerdo cuando jugábamos en el cuarto y esperaba que se echara en su cama para yo ir a echarme a su lado y así poder estar con él más tiempo con el pretexto que me dormía. Rec...

Sonia, trabajos manuales - El vecino retrasado

Sonia es una gran masturbadora, le gusta ordeñar a los hombres. Nos cuenta lo que le ha pasado hoy, la penúltima paja que ha hecho.

Desde muy jovencita me ha gustado siempre sentir el poder de mis manos sobre los hombres. Soy, digámoslo así, una pajillera: me encanta hacer pajas y notar como el pene de un hombre se hincha en mis manos y como palpita mientras eyacula su semen. Me gusta ver como esos machos se excitan mientras, sin dejarles que me toquen y, muchas veces, sin siquiera mostrarles mi cuerpo, bombeo rítmicamente su miembro y voy cambiando a mi antojo la cadencia, la presión de mi mano o la longitud del recorrido. Y más...

Licenciado Contestodo (10)

Seguimos hurgando el archivo.

Seguimos inmuscuyendonós en los archivos del Licenciado Contestodo.

Licenciado

Mi nombre es Marta, tengo 29 años y desde los 20 ejerzo la prostitución como medio de vida.

Usted es un hombre sensible y sabe lo dura que es la vida de la mujer de la calle, sobre todo en el aspecto afectivo.

A veces una es rechazada por su propia familia que no entiende razones, en muchos casos, realmente valederas. Son los primeros en criticar y juzgar los actos de una pero a la vez disfrutan sin cu...

Mis novias

Alguien relata entre la realidad y la ficción la historia de sus amores.

Mi primera novia se llamó Manuela. La conocí cuando era muy jóven, con ella tuve mi primera experiencia sexual y una larga y agradable relación.

Siempre estaba dispuesta a satisfacer todos mis deseos y su gran virtud era no ser posesiva. Conciente de mi devoción por ella sabía que, por más que conociera a otras, siempre indefectiblemente, volvería a ella.

Nuestra relación perdura hasta hoy y a pesar de todos los avatares de la vida siempre nos hacemos un momento de tiempo para estar juntos....

12 horas de hace 24 años

Aún hoy, después de 24 años me cuesta creer lo que llegué a sentir con aquel hombre.

12 HORAS DE HACE 24 AÑOS

Hacía mucho tiempo que habíamos decidido ir los tres de vacaciones una vez hubiéramos cumplido los 18 años. Hacía más de un año que estábamos ahorrando para poder hacer el viaje. Éramos los tres amigos más revolucionarios y resultones del Instituto. Altos... atractivos... deportistas... traviesos... pero buenos estudiantes los tres. Nunca nos faltaba la chica o chicas con quien quedar y darnos un buen magreo en algún lugar oscuro. En aquella época yo era un gran cinéfilo...

Una noche en la costanera

Una noche en la costanera de aquellas que solo yo se.

UNA NOCHE EN LA COSTANERA

Me llaman Loli, según dicen, soy una mujer, de encantadoras virtudes con un metro ochenta, cabello rubio y un físico qué a cualquier hombre vuelvo loco; casi siempre trabajo por el placer y la diversión para llegar al orgasmo que por el dinero en sí. Como todas las noches fui a trabajar a la costanera sur, era una noche calurosa de verano, la luna se reflejaba sobre un río muy tranquilo, hoy al llegar hasta un pequeño refugio que tengo, en donde dejo una capa, para...

Dos mejor que uno

El siguiente es la continuacion de mi primer relato "un polvo en la oficina", aqui les cuento las incidencias de mi encuentro con el empleado de la limpieza y un guardia de seguridad en la propia oficina del gerente y las causas de un inevitable dolor de concha que me duro una semana.

-¿Te gustaría hacerlo en el jacuzzi del gerente?- me pregunto el ordenanza luego del enésimo polvo que nos echábamos.

Para entonces ya había concluido exitosamente el informe solicitado por la gerencia, aún así continuaba engrosando mis horas extras quedándome hasta después de mi horario habitual para encontrarme con él, con ese empleado de la limpieza que ni siquiera sabía como se llamaba.

Si bien no nos hubiese costado nada ir a un hotel y hacerlo en una habitación con todos los chiches,...