Mi esclava traga (II)
Mi sumisa sigue dándome placer oral tal y cómo yo se lo ordeno.
Por fin había conseguido una esclava como yo quería y deseaba. No una esclava cualquiera que me obligase a tener un control y una planificación sobre su vida para intentar satisfacerme. Tampoco una esclava-tipo que encontrase el máximo placer siendo azotada y/o apaleada por su Amo; sino una mujer sumisa y dispuesta 24 horas para mí, a la cual pudiese usar para la realización de mi fantasía más excitante, logrando así ser lo más sexualmente egoísta, que cualquiera pueda desear.
Es decir, en cualq...