AVENTURAS Y DESVENTURAS HÚMEDAS. Tercera Etapa 7
El momento.
Mari soltó la mano de su hijo, era suficientemente mayor para apañárselas solo. El joven movió los dedos con calma, primero masajeando la zona exterior, comprobando que el apurado del afeitado era exquisito. Sus dedos ya pringados por la sustancia que su madre no paraba de expulsar hicieron el primer contacto con el clítoris.
La protuberancia dura, caliente y mojada le esperaba con ansia y cuando el joven la apretó, Mari siseó con los dientes debido al placer. Sergio no se detuvo, no lo haría ni aunqu...