La conversión de mi hijo Eduardo

Mi vida no era para quejarse pero había algunas cosas que me sacaban de quicio, sobre todo mi hijo Eduardo. No tenía ni idea que era así.

Aquella mañana me desperté de mal humor, más exactamente muy enfadada y harta, notaba todavía la leche que me había metido mi marido en el coño cuando me levanté y fui a la cocina directamente, preparé la cafetera más grande que tenía, era del tipo italiano y la cargué lo más fuerte que pude, esperé dando vueltas por la cocina hasta que el café salía a borbotones, llené una taza y me senté en la mesa, no me puse ni azúcar, intenté tranquilizarme, ya había pasado muchas veces por aquella situación pero hoy n...

Viaje de un jubilado a La Argentina (28)

Ya estábamos en Misiones hospedados en casa de la amiga de Corina, nos atendieron muy bien, yo diría que maravillosamente bien, nos enseñaron muchas cosas especialmente a mí y lo disfruté.

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

Estábamos casi subiendo al coche, Ingrid nos iba a servir de guía para ver una Misión de los tiempos de los jesuitas que evangelizaron a los guaraníes que vivían en aquellos tiempos, Erika se quedaba con el niño pero en el último momento me pidió un favor.

No sé cómo decírtelo Pepe, Corina me ha dicho que te das maña y te apañas en arreglar todo, se me ha estropeado la máquina de coser y tengo...

La consentida de Papi

Una noche de festejo y alboroto termino en un gran regalo para mi padre

Una gran fiesta estaba por celebrarse. Mi padre cumplía 68 años, acababa de tener una operación de corazón y todos estábamos muy felices de poder tenerlo con nosotros; en especial yo porque mi padre es el hombre que más amo en este mundo, como padre y como hombre.Mi hijo y yo preparábamos todo en casa para la gran fiesta. Mi hijo fue a comprar todos los aperitivos y botanas, yo por mi parte me puse a cocinar el platillo favorito de mi padre. Recordé que no había del alcohol preferido de mi padre y le llame...

La delgada línea

Enrique, desesperado, busca una nueva razón para seguir viviendo. En su vertiginoso y destructivo descenso a los infiernos solo su hermana parecerá comprenderle.

La delgada línea

Enrique aceleró aún más, poniendo el coche en los ciento treinta kilómetros por hora. Estaba harto de malvivir, de pasar los días en aquel cuchitril alquilado en el centro. De vivir de viejas rentas de canciones pasadas de moda. Le pesaba tanta decepción. Con sus excompañeros de banda, con la discográfica, incluso con parte de su público. Nunca fue un ídolo de masas, pero sí un músico respetado. Enrique no quería morir aquella tarde, quería vivir, sentir algo. Que su corazón volvi...

Viaje de un jubilado a La Argentina (26)

Ya llegaba el día de la partida y con la ilusión de unos críos hacíamos planes, cada uno se ocupaba de alguna cosa, le plan era muy bueno en principio y yo lo teníamos todo previsto, bueno casi todo. También me pude despedir debidamente de las turistas españolas.

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

Mi hijo había mandado revisar el coche concienzudamente y de paso había contactado con clientes que le quedaban cerca para aprovechar el viaje.  Corina y mi mujer se habían comprado vestidos y ropa como si fueran a un lugar de gran lujo, incluso me habían comprado un traje que no sabía cómo encajaría yo en medio de la selva con traje… pero a ver quien les contradecía, Javi también estaba bien e...

Viaje de un jubilado a La Argentina (27)

Por fin habíamos partido los cinco debidamente acomodados y dispuestos a hacer los más de mil kilómetros hasta la provincia de Misiones, las Cataratas de Iguazú nos esperaban y nos íbamos a hospedar en casa de unas amigas de Corina, el plan no podía ser mejor.

Este relato no sería posible sin la estimable colaboración de mi amigo Guilleos, un porteño auténtico.

Almorzamos bastante bien, en principio había poca gente pero poco a poco llegaban más coche y camiones y cuando salimos el aparcamiento estaba casi lleno, en el momento de subir le dije a mi hijo que ahora podía conducir un rato yo para que descansara él, no era partidario de dejar el volante pero ante la insistencia de su madre y su mujer al final accedió, yo me sentía como un chiquillo con lo...

Rubén & Alba. Mi lengua en su chochito

Aunque la "cita" con Nuria no acaba del todo bien, al volver a casa Rubén decide ir un paso más allá con su hermana, hecho que ambos disfrutan enormemente.

- Rubén & Alba. Mi lengua en su chochito -

Mi corrida tiene un extraño sabor, ciertamente salado, que recorre mi boca y parece encantar a Alba, quien continúa besándome hasta que yo, consciente de que debemos salir de casa en menos de una hora, me separo de ella. Su lengua se queda fuera y parece buscar la mía con desesperación.

-Tengo que ducharme, hermanita -le explico-. Si quieres, puedes meterte conmigo.

-No, que papá está rondando por casa y como nos pille...

-Bien pensando....

Todo o nada

Estaba tan excitada que intercambié la posición con Pedrito. Me senté a su lado, abriendo las piernas, y él me penetró poniéndose sobre mí. Su cara mostraba que su deseo al fin estaba siendo satisfecho, y me contagió su excitación.

Me senté entre los dos, entre padre e hijo, mi marido y mi niño, mis hombres. Estábamos en el sofá viendo una película bajo una gran manta que nos tapaba hasta el pecho. Estábamos en pijama, el mío de dos piezas de felpa, abotonado por delante, y que me estaba algo grande. Por debajo de la manta, una mano me tocó la pierna, cerca de la ingle. No era la primera vez en esos días, pero esta vez esperé y no la aparté, pues quería ver hasta dónde era capaz de llegar. Pedrito no se esperaba la falta de rechazo y...

Mi curso universitario con mi madre: Halooween

(...) Pero tras decir eso, no se fue del baño, sino que permaneció. Y no sólo eso: me giré, y vi que estaba empezando a desnudarse (...)

Había un grupo de chicas en el pasillo, que no repararon en nosotros. Simplemente entraron ahora que habíamos dejado libre el servicio. Mis amigos estaban más lejos, así que nadie se dio cuenta, para mi alivio. Nadie, excepto al parecer Cristian, que raudo se agarró a la cintura de mi madre.

Ella se dejaba querer, y me pareció que él le decía algo al oído, y que luego se lo mordía o besaba. No lo puedo asegurar. Cambiamos nuevamente de bar, y creo que allí ya no fueron. Sólo quedábamos unos cuantos de...

Cosas de familia

Un cuentecillo de amor incestuoso y tierno.

La primera vez fue en mi adolescencia. Me desperté agitado sin entender lo que pasaba, como perdido, con el corazón acelerado y una terrible sensación de vértigo. Junto a mí, sentada en el borde del colchón, tía Marta agarraba mi pollita y me corría salpicando su camisón blanco. Me miraba sonriendo, y sonriendo lamió una gota de mi esperma casi transparente de su mano antes de apagar la luz y cerrar la puerta tras de sí.

No era la primera vez que me corría, claro. Desde que supe de aquello en el coleg...