El vagabundo (4)
Todavía de vacaciones navideñas aproveché para acomodarme antes de que volvieran mis vecinos, Pilar hizo un cambio radical y yo conocí a más gente del barrio.
Dormí como un bebé toda la noche, al despertar estaba en cruz en el medio de la cama doble de Pilar, ella no estaba, agucé el oído y no se oyó nada, supuse que se habría ido a su acostumbrada misa, me gustó que siguiera con su rutina, pensé que tenía suerte de que las vacaciones duraran hasta después del Día de Reyes, porque luego, con la compañía de los otros huéspedes, me sería imposible “conciliar” con Pilar o por lo menos con la misma libertad.
Estuve un momento mirando al techo, los cristale...