Princesas. 2ª parte
Se sacó la verga de la vagina y salió brillante de los jugos de mi esposa. Mi hija tomó el lugar de su madre, se notaba la diferencia de envergadura de una hembra a otra. Puso sus piernas a cada lado de mis costados y, tomando la verga se la colocó entre sus finos labios acuosos.
En el umbral de la penumbra, mi esposa y yo dábamos fin a una deliciosa sesión de lujuria. Tenía el estomago húmedo por el sudor del sexo y el calor que hacía, así que le dije a Simona que me iba a dar una refrescante ducha, para regresar continuar follándomela. Esa tarde la veía bien sabrosa
– ¿Vienes conmigo a ducharnos juntos?
– Sí te acompaño, porque me llenaste de leche como a una vaca… estoy toda pegajosa sin contar que tengo el coño relleno de ti.
Me levanté con la verga aun tiesa...