El Gran Danés de Kassandra

Kassandra y la zoofilia

Cuando vio mi eyaculación próxima, enredó sus piernas a mi torso para no dejar que me separase, de modo que todo mi jugo fue a parar al interior de su fértil útero, colmándolo y desbordándolo cuando me dejó separarme, luego, contrariamente a la fogosidad de su acto previo me apartó de un empujón y pegó un grito que resonó con fuerza por todo el piso:

-¡Ares!

Pocos segundos después apareció aquella bestia por la puerta, y Kassandra se puso a cuatro patas y se dio una palmadita en El Monte de Ven...

Las bragas de Kassandra

Cuando invadí la intimidad de Kassandra y comenzó nuestra relación tomó un rumbo muy excitante.

Cuando Kassandra se quedaba a dormir en casa, cuando se dormía, yo me escabullía hasta su habitación y me masturbaba viéndola dormir. Con el tiempo fui cogiendo confianza y una noche, después de masturbarme con el contorno de su cuerpo cubierto por las sábanas; cogí su muda de bragas de su mochila y al volver a mi cama me masturbé mientras las olía. Las guardé en mi mesilla de noche y lo repetía cada vez que me iba a dormir.

Cuando volvió a venir a las varias semanas, repetí mi costumbre, me colé en...

Cada centímetro

Kassandra y mi primera sodomización

Kassandra se posicionó detrás mío, separó mis nalgas y roció y masajeó mi ano con la vaselina. Luego insertó dos dedos y empezó a meter y sacarlos a un ritmo lento. Mi respiración se agitaba con cada repetición. A los dos o tres minutos paró y volvió a separar mis nalgas, dejando mi orificio bien a la vista y posando la punta del consolador de su arnés sobre él.

-Bueno -interrumpió- ¿estás listo?

Daba igual, aunque no lo hubiera estado, la sodomización era ya inevitable. Pero probablemente lo d...

A tono

Yo a tono mientras alguien busca 'pelea'.

Aunque intentaba disimularlo, estaba a tono. El bulto en mis pantalones me delataba y que Ate no parase de hacer círculos con el dedo índice tan cerca de él, no ayudaba. Joder, estaba a punto de correrme ahí mismo.

-¿Quieres hacer me una paja?

Ella asintió con una mirada pícara mordiéndose el labio inferior. Me senté en el sofá, se arrodilló delante mío y bajó la bragueta de mis pantalones, entonces dio comienzo su masaje orgiástico. Yo la deseaba, y aquello hizo que me excitara más. Cuando estuve a...