Inicios

Un chico de diecinueve años, confuso y sin fe en sí mismo, conoce a un hombre que le arrancará una sonrisa... y la ropa.

A una muy tierna edad, descubrí que me gustaban los hombres. Siempre había tenido dudas, siempre había mirado a los demás niños en el vestuario mientras sus impúberes pichitas bailoteaban bajo el agua de la ducha. No descartaba que me gustaran las mujeres, siempre me había excitado el torso desnudo femenino. Los pezones erectos acentuando unos generosos pechos de una fémina bajo una sutil tela semitransparente arrancaban una erección bajo mi bragueta casi imposible de controlar. Hasta el día en que una de l...