Rifada por Primera Vez

Mi pareja me entrega esa noche como deuda de juego a sus amigos. Los tres delante de él me someten y me hacen rogarles por mas y mas sexo. Lo que comenzó como un juego de palabras, de fantasías compartidas después del sexo se torno realidad.

RIFADA POR PRIMERA VEZ

*Sin desclavarme me despojó del vestido por la cabeza y solo quedé sobre mis zapatos taco alto que encumbraban mi trasero redondo y parado abierto ahora a su antojo. Me dobló sobre la mesa junto a los otros tres que sentados miraban mis pezones duros e hinchados y mi pelo pegarse a mi frente transpirada, mis brazos tensos sujetarme, mis mejillas como mis orejas inflamadas. Me sentía ida, sentía mi sangre en mis sienes, y mi nariz dilatada, mi jadeo. Iba a tener un gran orgasm...

La casa de la playa

Mas de medio año separada, sola, decidí acompañar a un grupo de amigos a una casa de la playa. Acá somos todos adultos me dijeron y terminé expuesta desnuda, vendada, chorreando un líquido viscoso desde mi ano y vagina hasta manchar el piso, miraban las huellas rojas aún de la cera en mi piel...

Es blanco pero tostado y de ojos verdes, de 50 años quizás, como yo, se ve duro, bajo, pelo corto y tieso y todos lo tratan con respeto. De verdad siempre me gustó, sus manos son toscas pero cuidadas.

Esa noche en la casa de la playa, después de jugar a las cartas con otros amigos, salimos a la terraza a tomar un trago. Nos dimos unos besitos y entramos a su dormitorio por la cocina para que los que jugaban no nos llamaran. Se sentó en el borde de la cama, me puso de pie frente a él y comenzó a desabr...

Se presta mujer para todo uso

Esa noche terminé tirada en la cama pasada a orín a escupe a semen. Mi pelo hedía. Esa noche supe lo que era entregarse, verdaderamente entregarse.

En esas semanas con pomadas y analgésicos inicié un camino que no sabía que fin tendría, fueron días con la sensación de estar atrapada aun, inmovilizada, entre la cama y esa descomunal bestia encima mío que me asfixia, empotrándome su verga hasta los límites de mi estómago y de mis orgasmos.

Ya conté que mi pareja juega póker y ya escribí sobre cuando perdió y me tocó pagar. Y claro, volvió a suceder. Y yo ya no era premio, era un objeto para hacer lo que no hacían con sus esposas, para experimentar...