La cuenta White&Becks

El estresante trabajo del señor Redman provoca que de vez en cuando necesite un tipo de atenciones que solo un profesional puede administrar.

Volvía a mi habitación del hotel de muy mal humor. La cuenta White&Becks se me resistía. Se acababa el tiempo y no veía ningún avance claro, mi jefe me iba a matar, y luego lo más seguro es que me despidiera. Al menos la cena había sido exquisita.

Entré al hotel y salude al recepcionista.

-Buenas noches.- le dije.

-Buenas señor Redman. Ha llegado un compañero suyo, se ha alojado en la habitación contigua a la suya.

-Un compañero mio?-pregunté, pues no esperaba a nadie.

-Si, el...