Adrianne (14)
La pantalla nos arrojaba mi luminosa presencia en Wat Pho. Andy la contempló con interés. Te vas sorprendentemente pálida y frágil. Casi como un niño. Sentí un escalofrío.
Me despertó el celular, pero tardé en reaccionar. Yo dormía sobre el pecho de Andy, mientras él, protector, me acogía entre sus brazos. Como pude, estiré la mano, levanté la bocina y lancé un soñoliento:
"Hola".
"Es la segunda vez que te marcó, Adrianne", escuché, del otro lado, la voz de "mi abuela".
"Lo siento, abuela. Estaba profundamente dormida. El viaje contigo me agotó".
Andy despertó también. Me vio y, sin dejar de abrazarme, giró un poco el cuerpo, cerró los ojos nuevam...