Una nueva vida
Probablemente la que había llamado fuese su hermana Sara, siempre tan puntual, pensó Mayte mientras se dirigía a abrir la puerta, como siempre, con un cigarrillo entre sus dedos y su esclavo a sus pies...
Probablemente la que había llamado fuese su hermana Sara, siempre tan puntual, pensó Mayte mientras se dirigía a abrir la puerta, como siempre, con un cigarrillo entre sus dedos.
PARTE I. El Comienzo.
Mayte era una belleza morena de 35 años con ojos muy oscuros que sobrepasaba el metro setenta, por lo que cuando llevaba tacones, sobrepasaba en varios centímetros a su, desde hacía ahora casi tres años, ex-marido, un hombre que aunque no muy alto, tenía mucho éxito entre las mujeres, a buen s...