Un desayuno especial para una madre y su hijo
A cientos de kilometros de nuestra casa consigo seducirlo y aliviar la tensión sexual que existía entre nosotros desde hace un tiempo.
Me encontré parada en medio de la lujosa habitación del hotel solamente en ropa interior disfrutando de los suaves labios de mi hijo, que tomándome de la cintura parecía suplicarme en cada tierno beso que no me negara a continuar. Su mano se dirigió a acariciar uno de mis senos, decididamente bajó de mi hombro el delgado tirante del sostén para descubrir el pezón que comenzó a chupar de inmediato mientras sus manos se adueñaron de mi trasero. Mi tanga y mi sostén hacían un conjunto perfecto para la provocac...