Alma mía, que mamadas...
Alma, una veterana que estaba buenísima, me regala la mejor mamada.
Salíamos del estadio, de ver un partido de fútbol en el Azteca, y no un partido cualquiera, era nada más ni nada menos que la final del Mundial 86, había ganado Argentina a Alemania 3 a 2 y la algarabía era total, festejando y bailando por los alrededores del estadio.
Éramos muchos, muchos chicos festejando la victoria, todos vestidos con la camiseta de la selección Argentina, pantalones cortos tipo de jugador de fútbol, y saltando y bailando, cuando de repente oigo una voz que venía desde atrás...