El castigo de Carla
Yo temblaba, Carla también pero no estaba al límite. Él sabía que a partir de ahí no controlaba mis piernas y se levantó para agarrarme de la cintura. Iba a caer.
-Hace días que leí lo que le enviaste a mi Amo, Él me lo dió a leer. Y escribiste que ibas a decidir tú cuando podría correrme, -dije sentada en el sillón en el que solía sentarse Él.
Mi Amo me había prometido que yo sería top con ella pero ninguno de los dos sabía dónde la habían metido. Carla estaba desnuda y retorcía las bridas intentando soltarse.
-¡Vaya! Ahora no vas de lista ¿eh? Quédate quieta o te abofetearé. No quiero que te hagas daño en las muñecas.
Aunque mi Amo estaba allí par...