Ana, mi vecinita (II)
Con su particular carita de zorra, me mira y me dice que ella está abierta a cualquier propuesta que yo le haga, mientras se pone de pie invitando a mi mano a acariciar su sexo.
Con un gesto enfadado por no haber satisfecho su tan anhelado deseo de ser empalada, la invité a que esperara en la puerta de mi sala de estudios a recibir instrucciones para nuestro próximo juego. Debo decir que mi vecina es una chica delgada, esto es debido a que practica bastante deporte, de hecho, la primera vez que la vi, fue en las escaleras, y vestía unos leggings grises (calzas) que dejaban muy poco a la imaginación, aunque bueno, esto es otra historia. Debo decir que sin duda su punto fuerte es su...