Experiencia con mi hilo

Aquella tarde de un cálido marzo, cuando el profesor dijo su nombre, Valeria se levantó del asiento para pasar al frente. En ese instante se dió cuenta de un desarreglo en su ropa. El delantal se le había doblado atrás y dejaba ver sus perfectos muslos por completo; y apenas un poco de su tanguita metida entre los cachetes de la redonda colita, que era más blanca que una nube.

Aquella tarde de un cálido marzo, cuando el profesor dijo su nombre, Valeria se levantó del asiento para pasar al frente. En ese instante se dió cuenta de un desarreglo en su ropa. El delantal se le había doblado atrás y dejaba ver sus perfectos muslos por completo; y apenas un poco de su tanguita metida entre los cachetes de la redonda colita, que era más blanca que una nube.

Se dió vuelta y vio los inquietos ojos de Brigitte que la estaban espiando, y que al sentirse descubierta bajaba la vista...