Hacer el amor
Creo que al que dejamos que nos posea toma de nosotros algo más que orgasmos, creo que le permitimos quitar parte de nuestra alma. -Mmmm, tu tienes toda mi alma - le sonreí, me besó.»
Se aferró a mí con un sollozo, su piel, su piel me quemaba a través de la ropa, era como un fuego filtrado, cómo un magma interno, respiraba entrecortadamente, su cuerpo temblaba, toda ella era cuerdas de una guitarra, tensa, tirante, tenía miedo de tocarla.
-Tócame, tócame ya... - dijo en medio de un susurro
-Mi amor...
Estábamos abrazadas en un enlace íntimo y silencioso, sus brazos en mi espalda los míos en la suya, sus piernas sobre las mías, la sensación de su cadera ligeramente apoya...