Me gusta tu pelo
Una noche es suficiente para cambiar el rumbo de una vida
Era viernes aquel fatídico día, bien entrada la noche, de hecho ya transcurrían los primeros minutos del sábado, yo estaba contenta porque celebrábamos el cumpleaños de una de mis mejores amigas y además estaba ahí con el chico que me gusta. ¿Qué más podía pedir? Por mi sangre fluían ya algunos grados de alcohol los cuales me hacían sentirme más desenvuelta y reírme por cualquier tontería. No llevaba mucho tiempo en ese bar cuando crucé la mirada con ella. Nos miramos por escasos dos segundos y desvió su v...