Las andanzas de Wanda (V: El Plan)

Wanda va planeando algo grande, pero mientras tanto...

Desperté con un agradable dolor por todo el cuerpo sólo para descubrir que mi vecinito estaba pegado a mi espalda como Dios lo había traído al mundo y agarrado con una mano a mis pechos mientras roncaba suavemente, y sonriendo me volví hacia él, que no despertó con el movimiento. Me dediqué a mirarlo un instante y después, lentamente, empecé a esparcir pequeños besitos en su pecho delgado, en su estómago y en su ombligo, y al llegar a su sexo, vi que había respondido a mis estímulos y empezaba a tomar...

Las andanzas de Wanda (IV: El vecino)

Wanda esta vez conoce mejor a su vecino...

La semana siguiente se presentó larga y difícil por mi trabajo, así que no pude contactarme con Tony. Por otro lado, necesitaba pensar en algún justo pago por haber tenido que mostrarme tan cariñosa con su jefe... y yo iba a disfrutar de hacérselo pagar.

No volví a encontrarme al portero del edificio, y más tarde me enteré por una vecina del cuarto piso que había presentado su renuncia para irse con su hijo y su nieto a vivir a Estados Unidos... tanto esfuerzo para alegrarlo... para nada. Pero m...

Las andanzas de Wanda (III: El favor)

Tony pide a Wanda un favor muy especial...

Tony quedó en pasar a buscarme a eso de las nueve para ir a la cena con su jefe, buscando el ascenso que le habían prometido, y después de dormir un ratito para descansar del polvazo que nos habíamos mandado en la tarde, me duché una vez más y me puse la ropa para la cena. Pensando en la noche que pasaríamos Tony y yo después de esa cena tediosa, no me puse mucha ropa; un topcito sin espalda, donde las tiras finísimas se anudaban y que no dejaban opción a usar ropa interior, de color plateado, una min...

Las andanzas de Wanda (II: Mi amigo Tony)

Wanda tenía en su mejor amigo también a su mejor amante.

Tony me llamó esa tarde desde el celular, diciéndome que tenía que pedirme un favor. Mientras me duchaba para sacarme el aceite solar del cuerpo y el olor de mi propia excitación, pensé en pedirle en compensación de ese "favor", alguno para aliviar mi frustración, ya que me sentía extrañamente defraudada por el portero de mi edificio, que se había marchado cuando las cosas se ponían más interesantes. Cerré los ojos bajo la lluvia tibia e imaginé los largos y hábiles dedos de Tony recorriendo mi...

Las andanzas de Wanda (I: El portero)

Un portero reacio y una dama persistente se encuentran en un balcón.

Mi nombre es Wanda, tengo 24 años y vivo en una de las ciudades más locas del mundo, Buenos Aires. Me vine a la ciudad hace tres años desde un pueblo pequeño, y no puedo sino decir que fue una de las mejores decisiones que tomé. En mi pueblo, nunca hubiera podido disfrutar tanto de las experiencias gozosas de las que disfruto aquí. Tengo amigos, conozco gente todo el tiempo y especialmente disfruto de poder explorar mis propios límites. Este es el relato de alguna de mis experiencias, que espero...