El Masaje V.Polvazo

Con sólo pensar que dentro de un momento -en cuanto yo quiera- este pedazo de carne me estará llenando, el chichi se me hincha, se me esponja, lo noto húmedo y caliente. Me toma un pecho con la mano, lo rodea entero hasta alcanzar la areola, que primero acaricia con las yemas, y luego amasa

A ese beso siguieron muchos más, y de todas las clases y colores. Largos, cortos, profundos, ligeros, tiernos, ansiosos, con abrazos, con las yemas de nuestros dedos acariciando a la vez nuestras mejillas...

... Minutos y minutos besándonos, besos y más besos, no nos cansamos de besarnos, acariciarnos, toquetearnos, abrazarnos.

Tumbados frente a frente, nuestras manos exploran de nuevo la piel del otro, recorro  otra vez todo su cuerpo con mis manos, siento las suyas arriba y abajo del mío. ...

El Masaje IV. Completo

Tranquilamente, busco en mi maleta el bote de aceite, vierto un poco en una de mis manos, froto una contra otra para calentarlo, y empiezo a extenderlo por sus pies y piernas. Repito la operación, tomo más aceite, lo atempero entre mis

Nos levantamos del sofá  y nos vamos al dormitorio de invitados, que estos días ocupaba yo.

Me entretengo un minuto recogiendo algunas cosas, y cuando llego, veo su espalda ya completamente descubierta, y el vestido saliendo por su cabeza.  El sostén salía junto con el vestido, y enseguida veo cómo desliza sus bragas muslos abajo y se las saca levantando primero un pie y luego el otro, quedando así completamente desnuda. A continuación, se tumba  boca abajo en la cama.

Pienso: ¡Qué rapidez!...

El Masaje III.Interruptus

Durante los últimos minutos me estaba llevando al borde de la exasperación, paseando sus manos una y otra vez por las proximidades de mi sexo sin siquiera rozarlo.

"Tengo que detenerle un momento, y tengo que hacerlo ya": Pienso en un segundo de lucidez, y decido actuar con determinación y firmeza.

Alargo mis brazos para asir sus manos con las mías. Por fin mi mente ha logrado imponerse a mis primarios instintos del goce inminente.

Durante los últimos minutos me estaba llevando

al borde de la exasperación,

paseando

sus manos  una y otra vez por las proximidades de mi sexo sin siquiera rozarlo.

Lo normal en estos casos es que me acar...

El masaje II. Primer contacto

...Con ambos pies sobre mis rodillas, sus piernas lucen espléndidas, pues el vestido se ha subido hasta la parte más alta de sus muslos.

Una vez reconfortados ambos pies, caliento un poco más las palmas de mis manos, frotando una sobre la otra, para seguir pantorrillas arriba; mi mano izquierda sobre su pierna derecha, pasando de nuevo, pero más firmemente sobre el tatoo, y viceversa, mi mano derecha sobre su pantorrilla izquierda.

Llego a las rodillas, y de nuevo mis dos manos se aplican a una, la derecha, primero por encima, sobre la rodilla, en movimientos circulares y la izquierda por debajo, acariciando suavemente la delicada pi...

El masaje I

A pesar de no haber demasiada luz, al cruzar sus piernas sobre esta mesita, advierto que luce alrededor de uno de sus tobillos una fina cadenilla de plata, y un poco más arriba, un tatuaje que rodea la pierna. Una bella y simpática ...

Ocurrió lo que aquí relato a final de un verano en una ciudad lejana a la de mi residencia habitual.

Durante mi estancia allí, me alojaba en casa de unos buenos y viejos amigos.

El último día de mi estancia allí, tras cenar con mis huéspedes, ellos se retiraron a su dormitorio.

Me quedé a solas en el salón, me puse cómodo a la luz de una tenue lámpara frente al TV, dispuesto a disfrutar, tras un largo día de trabajo, de una buena película, con una rica cervecita en una mano y un ciga...