Desordenados

Amantes que se reencuentran.

El vidrio de  una vidriera le devolvió su imagen, nada mal para una cuarentona se dice a sí misma. Gorro de lana hasta las orejas que escondía sus rulos castaños, minifalda verde y sus preciadas botas altas. Era martes, hacia frio, pero había sol.

Es difícil explicar pero esa imagen le trajo a M a su cabeza. Quizás el invierno le recordaba a él. Hacía  meses no lo veía.

Casi instintivamente sacó el teléfono y mandó un mensaje.

-        Tenemos sexo?.  escribió sin prejuicios y lo envió.

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