Un domingo de lluvia

Aún recordando aquella noche, aún deseando tanto repetirla, me pesa en el medio del pecho la certeza de que no es posible.

Es un domingo de lluvia, triste y nostálgico. Me dispuse a trabajar y sucumbí a la tentación de llenar el ambiente con música de fondo que me hiciera cálida compañía. Encontré una que me llamó la atención, She, e inmediatamente la coloqué en el reproductor no sin antes configurar la repetición automática.

De por sí sola, esa música me sumerge en un estado de melancolía y cierta envidia. Envidia de aquella que fuera destinataria de su letra, palabras tan sublimes y poderosas al mismo tiempo. Debe...