Entonces, la playa (parte 3)
La excitación llega su clímax. La vergüenza pierde la partida ante el deseo.
"¿De verdad mi cuerpo te gusta más que el de tu hermana?"
No contesté, y me limité a sonreírle, continuando el camino.
Llegamos a casa, dejamos junto a la puerta las mochilas y las toallas y nos fuimos directamente al pequeño cuarto de baño, justo a la entrada. Mi hermana y yo comenzamos a despojarnos de las ropas, mientras Paula nos miraba aterrorizada desde la puerta.
-"¿Que hacéis?", preguntó con ojos de espanto.
-"Que vamos a hacer" -contestó mi hermana mientras se bajaba las bra...