Por el camino del mal

La visita de Karmen y su hija a nuestra casa se prolonga. Y me descubren un mundo nuevo de juego y morbo.

Tan pronto salimos de casa y sonó el portazo, aterricé al fin en la realidad. Estaba a unos minutos de comenzar la prueba más difícil de mi vida, y mi cabeza estaba descentrada y confusa.

-"Karmen...", le dije.

-"Dime", contestó.

-"Nada... perdona", le respondí.

-"Uhm.. que raro estás", me dijo.

Nos subimos en la furgoneta, y Karmen le dio un par de acelerones para ponerla en marcha.

-"Tranquilo, llegaremos seguro. Recuerda que he cruzado toda la península hace unos días con este...

La vuelta de mamá IV

Despierto de un sueño y el círculo se amplía

Tan pronto como Hilda me pasó su delicada mano por mi cara, descubrí que aquello no era un sueño. Me desperté sobresaltado, y de un salto me puse en pie. Habia perdido la noción del espacio y del tiempo.

-"No seas tonto y vuelve a cama, todavía te queda un ratito", intentó tranquilizarme Hilda, percibiendo en mis ojos una mezcla entre terror y confusión. Estaba muy bonita, con el pelo mojado descansando sobre su espalda y mostrando sin pudor aquellos pechos contundentes y bien colocados. Olía bien, a...

La vuelta de mamá III

Karmen sigue su juego

"¿Te apetece follarme ahora mismo?".

Con esa pregunta, Karmen había roto todas las barreras, si eso todavía era posible. Me quedé estupefacto contemplando su cuerpo desnudo frente a mí. Todavía con los brazos elevados, comenzó a contonearse sensualmente, moviendo las caderas muy despacio y con estilo. Se giró, mostrándome ahora su espalda fibrada y sus nalgas desnudas. Se agachó, abriéndose las piernas ligeramente, ofreciéndome un primer plano de sus culo; pasó su mano entre las piernas, y con el dedo c...

La vuelta de mamá II

Karmen entra en mi cuarto. ¿Ha llegado el momento?

La playa de las Cañas solía estar prácticamente desierta, mucho más una mañana de día laboral, y en pleno Septiembre. El arenal era nuestro, salvo una pareja que se divisaba a lo lejos y una chica sola que llegó más tarde, colocándose a unos veinte metros de nuestras toallas.

Las chicas no se tumbaron hasta después de comer. Llevaban todo el verano trabajando, y necesitaban dar rienda suelta a esa energía acumulada. Se las veía felices saltando en el agua, rebozándose como croquetas en la arena o corr...

La vuelta de mamá

El verano toca a su fin, y mamá regresa a casa. Lo hace acompañada por una visita inesperada... y agradable

Luna. Así se llama mi hermana. Una concesión hippie de mi madre, que luego equilibró mi padre llamándome Carlos por ser éste un nombre de grandes hombres, como Carlomagno, o Karl Marx. O eso decía él, en cada una de sus insufribles diatribas pseudolibertarios.

En realidad, así se llamaba mi abuelo también, y mi padre no hizo más que adoptar una de las vetustas tradiciones de la España más profunda, como la de heredar el nombre, por más que luego intentase maquillarlo para proteger su trabajada fachada d...

La confesión

Angie se abre en canal. Ahora conozco la verdad.

Como en todos los de la comarca, también en nuestro pueblo era habitual que, después de una noche de mucho calor, amaneciese rodeado la mañana siguiente por una densa niebla atravesada por una brevisima corriente que helaba los huesos. Todavia lo recuerdo, y al hacer memoria no me cuesta sentir la sensación de un fino filo de navaja abriendo mis entrañas, disfrazado de escalofrío.

Esa misma sensación de un puñal abriéndose paso entre mis carnes es la que sentí la mañana siguiente al despertar. La nieb...

El calor de Agosto

Avanza un verano de calor, nuevas sensaciones, morbo prohibido... y una gran sorpresa

Aquel verano acabó resultando insoportablemente bochornoso. El calor descendía sobre el pueblo envolviéndonos en un aura ardiente, que penetraba en cada rincón durante el día y se acumulaba en el interior de las casas durante horas, otorgando a las habitaciones la condición de pequeñas saunas naturales durante la noche.

Nunca había tenido problemas de sueño, y solía caer rendido al poco de acostarme, pero durante esas noches me despertaba al rato, empapado en sudor y con la sensación de arder a fuego...

El perdón

Mi hermana entra en escena y, como casi siempre, revoluciona todo. Pero solo ella sabe pedir un perdón sincero.

No es fácil describir las sensaciones que recorrían mi cuerpo en aquel momento. Acababa de tener un sueño húmedo, durmiendo la siesta junto a Angie, en su jardín, y me desperté sobresaltado en el mismo momento en que eyacule, con mi hermana descubriendome desde mi propia ventana y con Angie a mi lado acariciándome la cara.

-"¿Que haces ahí?", -volvió a preguntar mi hermana- "Luego dirás que te pasas el día estudiando".

-"Haciendome compañía" -contestó Angie- ."Lo vi solito y aburrido, y le invit...

Angie: El desconcierto

Un nuevo encuentro provoca otra explosión de sensaciones, llegando más allá de lo imaginable

Tenía la extraña sensación de encontrarme en un lugar donde ya había estado. Quizás hubiese entrado con mi madre hace años, al poco de llegar al pueblo y cuando todavía vivía la madre de Angie. O quizás lo hubiese soñado alguna vez. Lo cierto es que su propia mano cogió la mía, para adentrarme en aquella pequeña casa de planta baja donde todo me resultaba familiar.

La entrada daba directamente a la cocina, de la que se salía a través de un estrecho pasillo que dividía el salón, a la derecha, de la hab...

Angie: El reencuentro

La pasión duerme durante unos días la siesta de los justos, hasta que sus miradas vuelven a cruzarse

Cuando desperté, mi hermana seguía allí. Vestida tan solo con una finísima camiseta ancha y unas bragas viejas, me miraba desafiante con los brazos en jarra. Estaba bellísima incluso con el ceño fruncido.

Con un ojo entreabierto, desde el fondo del estómago me salió:

-"¿Qué pasa?"

-"¿Qué pasa? Nada. ¿Qué iba a pasar?", me contestó, relajando su postura aunque no su actitud.

-"Nadie lo diría", contesté, al tiempo que me desperezaba. Solo un trozo de sábana cubría mi completa desnudez....