Destructo IV, Volveré y seré millones

Capítulo final. La batalla final es solo un paso más. Extiende las alas, Querubín, y conquista la libertad soñada.

Zadekiel se acomodó en el mullido asiento y, cuando percibió la mirada de los presentes sobre ella, torció las puntas de sus alas. Es que era una veintena y nadie parecía darse cuenta de que el sol había salido hacía tiempo sobre el bosque de la reserva ecológica. Se preguntó si debía avisárselos pues estaba al tanto de que había asuntos de extrema urgencia del que debían ocuparse. Aunque, recostándose, se dijo que no quedaba mucho para terminar y un breve rato más no podrían hacer mucho daño. Y pensar que,...

Destructo, Mi más brillante estrella

Penúltimo capítulo. El reino de los Cielos estaba ocupado por las huestes del Caído. Ángeles rebeldes y espectros se reagrupaban para la batalla final contra el ejército del Arcángel Miguel. Sin embargo, una última duda asaltó el corazón de la rebelión.

I

Dos jinetes se acercaron a la orilla del río Nebra y, mientras sus tricéfalos estiraban las cabezas para beber, desmontaron ceremoniosamente. Uno se pasó las garras por la túnica oscura, sintiéndola rugosa de arena tras su viaje por el amplio desierto de Cocitos. En el cielo solo uno de los soles flotaba pesado sobre las distantes colinas y arrojaba una luz cálida, casi naranja, sobre el vasto terreno. Brillaba lo suficiente para crear sombras tan grandes como largas tras ambos, que contemplaban...

Destructo IV, Invócame; soy el Apocalipsis

Decimoprimer capítulo. ¡Guerra en los cielos! La primera batalla se libró entre el ejército de Lucifer y el de los Arcángeles Gabriel y Rafael.

I

El Arcángel Gabriel se elevó en el cielo sobre Paraisópolis y se impresionó al ver cómo había quedado la ciudadela que, al amanecer, juró solemnemente defender. Cuántos soles imaginándola, construyéndola, amoldándola hasta el más mínimo detalle solo para presenciarla ahora, destruida e irreconocible. Incontables volutas de humo se elevaban en el horizonte y el fuego crepitaba sobre las destruidas casonas y estatuas, mientras que en la lejanía la humareda se encargaba de emborronar el resto de lo...

Destructo IV, Mátame suavemente

Décimo capítulo. La mecha de la guerra se ha encendido. Tu nombre era solo como un estandarte. Reclámalo y extiende las alas, príncipe de los cielos. Y revélate como el liberador que el reino necesita.

Perla se estiró y gruñó de gusto sobre la cama, despertando a Dione, quien en el resto de la madrugada no la había apartado de sus brazos y alas. Esta última balbuceó algo inentendible entre sueños y la volvió a apretujar contra sí. No obstante, Perla estaba decidida a oír la historia del ángel caído y sus ganas no habían mermado en absoluto; absorbía ansiosa cada frase que pronunciara su maestra y en su mente se formaba con claridad la historia e incluso podía ver a sus personajes vivamente. A veces, se im...

Destructo IV, Reino Rojo

Noveno capítulo. En el inicio de los tiempos existió un ángel que, al descubrir el más grande secreto de los dioses, se alzó y, por libertad y amor, gestó la primera gran rebelión celestial: aquella que enfrentó a los ángeles contra sus hacedores.

Guía de lectura y personajes de Destructo IV

I

Cassiel frunció los labios al comprobar que el agua roja del Río Nebra, cuyo tramo pasaba a los pies de los torreones del palacio de Radamantis, era solo agua teñida por efecto de los dos soles. Esperaba sangre y suspiró. Se sentó sobre una roca y tiró la caña al río, no escondiendo cierta emoción en al menos descubrir qué tipo de peces encontraría. ¿Cómo sabrían? Es...

Destructo IV, Fuego en el cielo

Octavo capítulo. En el inicio de los tiempos existió un ángel que, al descubrir el más grande secreto de los dioses, se alzó y, por libertad y amor, gestó la primera rebelión celestial: aquella que enfrentó a los ángeles contra sus hacedores.

I

Cuando él abrió los ojos sintió el cuerpo agarrotado, como si le hubieran zarandeado tal muñeco de trapo para luego empotrarlo contra el suelo. Pero, qué terrible se volvían últimamente sus sueños que al despertar pareciera sufrir los últimos estertores de una pesadilla como si fueran reales. Extendió los dedos, largos y finos, para encorvarlos en tanto emitía un gruñido animal. Las piernas las tenía entumecidas, pero dobló las rodillas un par de veces y sintió la sangre circular dolorosamente p...

Destructo IV, Cántame la balada de los elegidos

Séptimo capítulo. En el inicio de los tiempos existió un ángel que, al descubrir el más grande secreto de los dioses, se alzó y, por libertad y amor, gestó la primera y más grande rebelión celestial: aquella que enfrentó a los ángeles contra sus hacedores.

Guía de lectura y personajes de Destructo IV

I

La tormenta bramaba sobre la ciudadela angélica y la intensa lluvia, en la oscuridad del amanecer, había transformado sus callejones en auténticos torrentes. Los trabajos de construcción quedaron paralizados hasta que todo amainase y llegó así una agradable quietud que sus habitantes no habían disfrutado en bastante tiempo, por lo que muchos se agrupaban bajo las cor...

Destructo IV, Siempre mía

Sexto capítulo. En el inicio de los tiempos existió un ángel que, al descubrir el más grande secreto de los dioses, se alzó y, por libertad y amor, gestó la primera gran rebelión celestial: aquella que enfrentó a los ángeles contra sus hacedores.

Guía de lectura y personajes de Destructo IV

I

Ascenso observó con inquietud a su mariscal. Este se había sentado al borde de una terraza, mirando una concurrida calle iluminada tenuemente por antorchas y una luna que aparecía intermitente tras las nubes. Protos se veía tan absorbido en sus adentros, frotándose la barbilla y escudriñando algo, que parecía imposible quitarlo de su estado. Y es que, luego de recupe...

Destructo IV, Te necesito para descender aquí

En el inicio de los tiempos existió un ángel que, al descubrir el más grande secreto de los dioses, se alzó y, por libertad y amor, gestó la primera gran rebelión celestial: aquella que enfrentó a los ángeles contra sus hacedores.

Guía de lectura y personajes de Destructo IV

El Serafín Durandal se agachó y encogió sus alas para entrar bajo el marco del ventanal de la habitación de Zadekiel. Caía una fina llovizna sobre la reserva de los mortales y no le quedó otra opción que buscar cobijo. Adentro, indiferente ante la atenta mirada de las sorprendidas hembras, se pasó la mano por el rostro y sacudió las alas mojadas. Zadekiel frunció el ceño al not...

Destructo IV, El Ofiuco

Cuarto capítulo. Escúchame la más antigua leyenda, Querubín. En el inicio de los tiempos existió un ángel que, al descubrir el más grande secreto de los dioses, se alzó y, por libertad y amor, gestó la primera gran rebelión celestial: aquella que enfrentó a los ángeles contra sus hacedores.

Guía de lectura y personajes de Destructo IV

I

Sentado al borde de una colina, Protos alzó los brazos y gruñó de gusto. La brisa fresca le resultaba tan agradable que las plumas de las alas se le erizaron al sentirse acariciadas; una pena, pensó, que no trajera consigo buenos augurios. Se rascó la rubia melena en tanto farfullaba sobre sus dos compañeros que, desde hacía rato, no volvían para reportarse. Se pregu...