La carcel de mi sexo (2: rechazo)

Como Laura afronta sus primeros días de esclavitud tras ponerle el cinturón.

A la mañana siguiente fui al trabajo. Cuando fui a vestirme me di cuenta que los pantalones no me abrochaban bien a causa del cinturón, así que no tuve más remedio que ponerme falda. La verdad es que nunca acostumbraba a ir al trabajo con falda. Las horas en el trabajo se me antojaron eternas. Cuando salí había decidido que iría a su casa y me enfrentaría con él.

Cuando llamé a su portal me temblaba todo el cuerpo. En ese instante empecé a dudar si hubiera sido mejor ir a la policía, aún a riesgo...

La carcel de mi sexo (4: agradecimiento)

A Laura le ha encantado el regalo que le ha hecho su amo. Sabrá como agradecérselo.

Al día siguiente fui a su casa vestida más provocativa de lo normal. La falda que llevaba esta vez era más corta y arriba llevaba una camisa tan ajustada que dejaba ver perfectamente que no llevaba sujetador. Quería que se diera cuenta de que hoy tampoco llevaba sujetador. Cuando llegué a su casa me quité la falda directamente para que me abriera el cinturón (desde el día anterior ya no me volví a subir la falda sino que directamente me la quitaba). Cuando pasé al servicio con intención de lavarme, me...

La carcel de mi sexo (5: obediencia)

Hoy termina para laura el mes de prueba. El amo le muestra como sería su vida si decide entregarse definitivamente.

Los días que siguieron pasaron sin ninguna novedad importante. El uso de mi boca para su desahogo sexual se había convertido en una práctica habitual que yo había aceptado con agrado. Ya se la comía por costumbre y no por tener algo a cambio, ya que no siempre me dejaba tocarme ni correrme. Digamos que a mí me gustaba comerle la polla porque era el único contacto que podía tener con su sexo, ya que a esas alturas yo había comprendido perfectamente que no me iba a follar en el mes de mi esclavitud.

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La carcel de mi sexo (parte 3: excitación)

Laura siente una imperiosa necesidad de correrse. Tiene que masturbarse como sea a pesar del cinturón.

La semana siguiente transcurrió con relativa normalidad (dentro de lo que cabe), yo iba a su casa, él me quitaba el cinturón, yo me lavaba, él me curaba, me ponía otra vez el cinturón y me iba. Todo con una total impasibilidad por su parte. De hecho él leía el periódico mientras yo me lavaba. No tardaba ni media hora. Siempre rechazaba su invitación a cenar.

Los días que siguieron a esa semana fueron más molestos, ya que me había bajado la regla, lo que me obligaba a ir tres veces al día a su ca...

La carcel de mi sexo (6: entrega) Final

Como Laura decide finalmente entregarse a su amo.

No pegué ojo esa noche. No sabía que hacer. Odiaba ese maldito cinturón. Además, no quería renunciar a follar. Pero ya no podía imaginarme la vida si él. Sin mi amo. Sin su polla. Sin sus humillaciones. Sin sus órdenes. Sin su mirada de satisfacción cuando me comportaba como una puta. Sin sentirme sucia como una puta. Sin mamarsela como una puta. Sin que me tratase como a una puta. Sin ser su puta. Quería ser su puta. Su zorra. Su esclava. Su objeto. A estas conclusiones llegué el segundo día tras hab...

La carcel de mi sexo (1: Captación)

Tras el polvo de su vida Laura se despierta con un cinturón de castidad puesto.

Me llamo Laura, tengo 34 años y estoy secuestrada. Aunque he de reconocer que mi secuestro no es nada convencional. Es más bien un secuestro sexual voluntario. Desde hace un año llevo un cinturón de castidad bajo mi ropa que pasa desapercibido para el resto del mundo.

A parte de lo que me esclaviza bajo mi falda, en los demás ámbitos de mi vida tengo una total libertad. Tengo un buen trabajo en la directiva de una importante empresa, me muevo en varios círculos sociales,…..pero llevo ya más de u...

Sumisa por un fin de semana (1)

Hice un viaje de tres horas sin equipaje y sin dinero tan solo para obedecerle.

La verdad es que no se por donde empezar, ya que tan solo de pensar lo que voy a escribir ya se me empieza a humedecer el coño, así que no he tenido más remedio que masturbarme antes de empezar a escribir. La verdad es que hace poco tiempo que descubrí las historias de dominación, pero desde que las descubrí, cada vez que leo alguna me tiro todo el día mojada y toda la noche sin dormir restregándome contra las sábanas. La historia que a continuación voy a contar es totalmente ficticia, ideada de los r...