Nunca había pasado un verano mejor
Se puso de rodillas y empezó a comerse ese coñito rosado. Yo ya no podía más, primero ella y luego él provocándome con su polla dura, y sus huevos colgándole. Así que me fui para ellos.
Nunca había pasado un verano mejor.
Mi mujer se quedó en casa limpiando, porque es una fanática de la limpieza, así que yo me fui a tomar el sol a la playa.
Me fui a una playa nudista, a una zona de arboles donde no va mucha gente.
Al poco rato apareció una pareja, empezaron a colocar sus cosas y se ponían crema. No podía dejar de mirarlos, él le untaba de crema sus tetas redondas, con los pezones duros, la barriga, pero las piernas se las dejó a ella. Él chico se fue a darse un baño...